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sábado, 3 de noviembre de 2012

Caso clínico: comer rápida y desmesuradamente


Recientemente se nos ha presentado un caso clínico en la facultad de enfermería de un paciente que refería, entre otros desórdenes, comer demasiado rápido y desmesuradamente. Como consecuencia de eso sus digestiones eran pesadas y tenía flatulencia. Desde la educación para la salud, nuestro deber enfermero es indicar al paciente la mejor forma para que adquiera y conserve hábitos de vida sana, y que tenga la capacidad para tomar individualmente o colectivamente decisiones que impliquen la mejora de su estado de salud. 
Teniendo en cuenta estos aspectos, ante este caso lo primero que debemos hacer es explicarle al paciente que comer deprisa puede constituir un riesgo muy importante para la salud. Masticar los alimentos es el primer paso de una buena digestión. Nuestra boca dispone de una serie de glándulas que segregan saliva, una sustancia necesaria para ayudar a nuestro estómago a digerir los alimentos. Por este motivo es importante que mastiquemos correctamente para realizar bien la salivación de los alimentos, ya que de esta manera estaremos facilitando la digestión a nuestro estómago y acelerando este proceso.
Le explicaremos que cuando comemos, la distensión gástrica es una de las primeras señales de saciedad. Esta señal es transmitida por el sistema nervioso vegetativo hasta el hipotálamo, centro regulador que se encuentra en el cerebro. Si consumimos muy rápido los alimentos, no damos tiempo al estómago para que envíe la señal de saciedad, por lo que se ingiere una mayor cantidad. 

Desaconsejaremos comer en cinco minutos ya que es lo peor que podemos hacer, pues normalmente esta prisa suele ir acompañada de ansiedad que no solamente nos hace masticar mal, sino que además consigue que abramos demasiado la boca al introducir los alimentos ingiriendo la comida acompañada de mucho aire que nos provocará gases y dolores estomacales, como le sucede a nuestro paciente. El exceso de gas acabará por hincharnos el vientre y dándonos molestias derivadas de esta situación.
También le explicaremos que masticar mal los alimentos hará que las digestiones sean lentas y pesadas, con todo lo que esto conlleva para el organismo, y es que la asimilación de los nutrientes es mucho peor y el cuerpo no los procesará de forma correcta.
Finalmente, le daremos unas indicaciones para conseguir corregir su mal hábito alimentario: 
  •  No saltarse las comidas y hacer un pequeño tentempié a media mañana o a media tarde, lo cual evita llegar a la mesa con mucha hambre.
  • Elegir comidas con un aporte adecuado de fibras y seleccionando formas de preparación y alimentos que permanezcan mayor tiempo en el estómago. Ello hará que haya más trabajo digestivo y como consecuencia un mayor valor de saciedad. Un ejemplo de estos alimentos son: arroz, pastas, patata o verduras. 
  • Comer en ambientes tranquilos, sin distracciones, como la televisión. 
  • Dedicarle un tiempo mínimo de 15 minutos a las comidas principales (desayuno, comida y cena).
  • Elegir alimentos que necesiten más tiempo de masticación, como ensaladas y verduras, en lugar de purés. 
  • Masticar muy bien cada bocado, por lo menos diez veces.
  • Esperar un poco entre la comida y el postre. En la mayoría de los casos, el postre ya no se toma porque aparece la sensación de saciedad. 
  • Evitar alimentos flatulentos: las bebidas carbonatadas; los alimentos fritos o picantes; las legumbres (alubias, guisantes...); el repollo, coles, coliflores, alcachofas, y cebolla.

Siguiendo estas pautas se conseguirá subsanar el problema y la salud del paciente mejorará considerablemente. Por último me gustaría compartir un vídeo sobre una entrevista a un gastroenterólogo, en la que se tocan estos temas:

 

2 comentarios:

  1. Me resulta muy interesante tu artículo ya que, debido al ritmo de vida que llevo, no puedo evitar comer lo más rápido posible para continuar con mi trabajo. Gracias por tus indicaciones.

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    1. Hola Irene, me alegra haberte ayudado. Es cierto que hoy en día llevamos un ritmo de vida muy acelerado y el acto de comer y preocuparnos por la comida que elegimos ha pasado a un segundo plano desgraciadamente. Es por eso que recordar unas pautas básicas en alimentación siempre nos viene bien! un saludo y gracias por comentar.

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