ALIMETACIÓN PARA LOS RIÑONES

Los riñones limpian la sangre y mantienen el equilibro químico, dos funciones de vital importancia.

El agua es esencial para un buen funcionamiento renal, pues permite eliminar toxinas y sustancias nocivas y evita la formación de piedras y cálculos. Se recomienda beber unos 2 litros de agua al día; un bajo consumo favorece la aparición de enfermedades renales y de infecciones de las vías urinarias.

Así mismo, para proteger nuestros riñones debemos seguir una dieta equilibrada y evitar ciertos alimentos que exigen un mayor esfuerzo de estos órganos, como los alimentos muy grasos. En este grupo se incluye también el exceso de carne, pescado o huevos por su alto contenido proteico.

Además, seguir una dieta equilibrada es importante porque patologías como la hipertensión, la hipercolesterolemia y la diabetes, agravan la insuficiencia renal. Finalmente, en la lista de sustancias “prohibidas” hay que incluir la sal. Aunque tiene una función en nuestro organismo, en exceso los riñones no pueden depurarla y queda almacenada en tejidos y órganos, causando la llamada “retención de líquidos”.

 Los alimentos diuréticos sirven para aumentar la secreción urinaria y así librar a nuestro organismo de los desechos dañinos almacenados que pueden terminar intoxicándolo. Casi todas las frutas (especialmente la sandía, el melón, la piña, la naranja, las uvas, las manzanas…) son diuréticas por 2 motivos: contienen una elevada cantidad de líquidos y están compuestas mayoritariamente por fibra, que favorece así mismo una mejor digestión. Además, las frutas son una gran fuente de vitaminas (excelentes antioxidantes, antinflamatorios y anticancerígenos). Vegetales como el apio y el pepino poseen la misma función.